Las fuerzas de seguridad buscan a un presunto miembro de ETA que abandonó un taxi en la carretera N-340 a la altura de Torreblanca (Castellón), donde dejó una bolsa de deporte que contenía dos fiambreras con cables, temporizadores, material explosivo y detonadores con el anagrama de la banda terrorista, informaron fuentes de la investigación.
El sospechoso es un varón de unos 30 años, de 1,80 metros de altura, que no lleva barba y en el momento de su huida vestía unas gafas de sol de gran tamaño, según fuentes de la investigación. Por la mañana, el presunto terrorista tomó un taxi en la estación de Renfe de la ciudad de Castellón y pidió viajar a Tarragona.
En mitad del viaje, sobre las 12.30 horas, el etarra pidió al taxista que hiciera una parada en una vía de servicio porque quería tomar algo. El conductor paró en un hotel restaurante llamado Miramar. Poco después de bajarse el ocupante, unos agentes de la Guardia Civil se acercaron al taxi y ordenaron al dueño apearse del vehículo.
A continuación los agentes entraron en el restaurante y comprobaron cómo el terrorista había huido por una puerta trasera sin tomar nada. Inmediatamente después llegaron más agentes de paisano que procedieron a desalojar todas las habitaciones del hotel. En una de ellas interrogaron al taxista, a quien mantuvieron incomunicado sin dejarle hablar con la prensa.
En ese momento se inició un operativo de búsqueda del presunto terrorista que se centra en Torrenostra, una zona de playa perteneciente al municipio de Torreblanca (Castellón). Los Mossos d'Esquadra, la policía autonómica catalana, están colaborando con la Policía Nacional y la Guardia Civil en la búsqueda del presunto etarra.
Las fuerzas de seguridad se han hecho cargo del taxi, un monovolumen blanco de la marca Citroën Xsara Picasso, el cual está siendo analizado en busca de pruebas. En una primera inspección en el lugar de los hechos, los agentes encontraron en el interior de la bolsa de deporte, que el presunto etarra había dejado en el maletero, material explosivo y dispositivos electrónicos que están siendo analizados.
Poco antes de producirse este incidente, el delegado del Gobierno en la Comunitat Valenciana, Antoni Bernabé, había manifestado que en esta autonomía el grado de alerta antiterrorista es de nivel 2 desde "hace meses", que a su juicio es un nivel "muy alto".
